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Cremar el disseny

Cremar el disseny

CTAV / 2022
comisariado

VAL/CAS/ENG

Las fallas siempre han sido la suma de diferentes disciplinas. Incluso, desde la oficialidad, se diferencian los galardones añadiendo un específico tan singular como ingenio y gracia. La escultura, la pintura, el dibujo, el humor, la literatura y, como resulta obvio, el diseño, son componentes fundamentales de esa arquitectura efímera tan arraigada en nuestra cultura mediterránea de fuego y música. Pero la fiesta ha ido más allá, y ha iniciado un recorrido de colaboración específica con el diseño que ha dado cierto vuelco a la imagen de los monumentos evidenciando esa fusión disciplinar. La modernidad, las nuevas caligrafías, la voluntad de innovar, ha empezado a formar parte de la fiesta.

Es verdad que allá por 1954 se produjo un primer intento con la falla de Dalí. Una experiencia de fusión entre disciplinas que no resultó especialmente efectiva pero que, sin duda, abrió un camino que hoy sabemos que no tiene vuelta atrás. Esa colaboración entre artesanía y diseño se recuperó en los años ochenta con una trilogía en la falla municipal. Sento, Ortifus, el escritor Manuel Vicent y el modisto Montesinos, con el artesano Manolo Martín como común denominador, consolidaron una realidad mestiza de oficios que pusieron en primer plan el compromiso de estos con la tradición para hacer de la fiesta una cosa diferente, nuevo, un producto arraigado en las corrientes modernas del diseño.

La falla Quart-Palomar con el artista Alfredo Ruiz, entre 1996 y 2002, inicia una trayectoria irreversible que propone una nueva estética y un nuevo compromiso social en los monumentos, aumentando la abstracción y las referencias a la ética. En ese sentido, desde principios de este siglo, cada vez son más las fallas que se han comprometido abiertamente con el diseño abordando este papel los propios artesanos (Anna Ruiz, Nituniyo o Mixuro son ejemplos) o incorporando a profesionales de prestigio como Ibán Ramón, Isidro Ferrer, Dídac Ballester, Escif, y una larga lista de diseñadores que, en colaboración con artistas falleros, han completado una nueva manera de convivir entre la falla y el diseño. La comisión de la falla Corona ha sido pionera en esta trayectoria.

La propia falla municipal volvió a partir de 2018 a recuperar ese compromiso con el presente y ha desarrollado una política nueva de interacción entre la falla y el museo, como un paso más en esa progresión de la fiesta. De la mano de los maestros Latorre y Sanz, los artistas Okuda y Pichiavo compusieron fallas innovadoras y, al mismo tiempo, se expusieron sus obras en el Centro del Carmen en una mezcla inédita en la ciudad: arte, museos y fiesta, de la mano, enriqueciendo la fiesta.

Por eso ahora quiere hacer un zoom y girar la mirada hacia el objeto diseñado dentro del que supone la falla y así poner en primer plan el valor y el maridaje de esta disciplina con nuestra cultura festiva.

Comisariado
Rafael Rivera
Ricardo Ruíz

Coordinación desde el CTAV
Pablo Peñín

Fotografías
CTAV